Las atmósferas de las enanas blancas contaminadas contienen mucho magnesio y muy poco silicio. Esto sugiere que los escombros que detectó el equipo de los científicos provinieron del interior de los planetas rocosos, no de su superficie.
En las estrellas lejanas de nuestra Galaxia, hay miles de planetas orbitando alrededor de ellas, son los famosos exoplanetas. Sin embargo, ha sido extremadamente difícil determinar de qué están hechos estos cuerpos... hasta ahora. Estudiando un tipo de estrellas, llamadas enanas blancas “contaminadas”, los astrónomos han podido determinar que la mayoría de los exoplanetas rocosos están hechos de tipos de rocas que no se encuentran en nuestro Sistema Solar.
Al final de su vida, las estrellas similares al Sol se convierten en lo que conocemos como enanas blancas. Al morir, estas estrellas expulsan el gas que las compone hasta que todo lo que queda de ellas es su núcleo colapsado muy caliente, que antes fue el lugar donde generaban su luz y calor. Algunas de ellas son denominadas “contaminadas”, ya que contienen el material de los planetas o asteroides que antes las orbitaban, pero que eventualmente cayeron sobre ellas, “contaminando” sus atmósferas que en su mayoría son compuestas por hidrógeno y helio.
El astrónomo Siyi Xu (NOIRLab) y el geólogo Keith Putirka (California State University, Fresno) estudiaron 23 enanas blancas contaminadas que se encuentran a distancias de hasta 650 años luz de nuestro Sol. Ellos buscaron los elementos más pesados que el hidrógeno y helio para ver qué encontrarían. Midiendo sus abundancias, les fue posible reconstruir los minerales y rocas que formaban a los planetas rocosos alrededor de estas estrellas moribundas.
¿Y adivina qué? Los investigadores encontraron mucho más que los elementos cotidianos, como, por ejemplo, el calcio, el magnesio y el hierro. Algunas combinaciones de los minerales encontrados ni siquiera existen en el Sistema Solar y los científicos tuvieron que inventar nombres, algunos sumamente interesantes, para poder clasificar estos nuevos tipos de rocas.
Por ejemplo, en la Tierra podemos encontrar periclasa (una forma mineral de las rocas que cambió a lo largo de los años debido a la presencia del intenso calor y la presión,) pyroxena (un silicato que se encuentra en rocas volcánicas) y cuarzo (mineral cristalino que se usa mucho para la joyería). Sin embargo, probablemente jamás oirán que los investigadores hayan encontrado “pyroxenitas cuárcicos” o “duinitas periclasicos” en nuestro planeta.
En exoplanetas rocosos, abundan tales rocas. Algunas de ellas pueden disolver más agua y algunas pueden derretirse a las temperaturas mucho más bajas que las rocas terrestres. ¿Cómo podría esto afectar la formación de los océanos y la tectónica de placas en estos mundos? Éste podría ser un enigma muy interesante para los científicos.
¡Entonces, si crees que todos los planetas rocosos se parecen a la Tierra, piénsalo de nuevo!
Las atmósferas de las enanas blancas contaminadas contienen mucho magnesio y muy poco silicio. Esto sugiere que los escombros que detectó el equipo de los científicos provinieron del interior de los planetas rocosos, no de su superficie.