¿Sabes qué? Los máseres fueron vistos por primera vez en el cielo en 1965. Son grupos de moléculas ordinarias, con truco: absorben radiación y la amplifican, ¡igual que un micrófono amplifica el sonido!
¿Alguna vez has jugado a “Conectar los puntos” en una revista? Al principio parece un lío, pero después de que has averiguado cómo conectar los puntos, del caos surge un patrón. Recientemente, los astrónomos han detectado un misterioso patrón espiral escondido alrededor de una estrella bebé. Pero, en lugar de “puntos”, ¡el patrón fue creado por una extraña clase de “linternas espaciales” llamadas “máseres”!
Cuando se forman las estrellas jóvenes, están rodeadas por un disco hecho de gas y de polvo. El disco proporciona un flujo estable de nutrientes al centro de la estrella bebé - la “protoestrella” - para que crezca. En el caso de una protoestrella masiva, más de 8 veces más masiva que nuestro Sol, el flujo de nutrientes no es continuo. Sólo caen de vez en cuando grumos de material hacia la estrella bebé. Esto emite energía que calienta el disco a medida que se desplaza hacia afuera y produce emisiones de máseres por el camino. Los astrónomos llaman a estas emisiones breves de energía “fases episódicas de crecimiento”.
Utilizando la técnica de VLBI, un equipo internacional de astrónomos del NAOJ ha estudiado la protoestrella de masa alta G358-MM1con gran detalle. Conectando las regiones que dispararon una emisión de máser, los investigadores pudieron crear un mapa de la superficie del disco de G358-MM1. Esta técnica nueva se llama “cartografiado de ondas de calor”. Sin embargo, ¡las sorpresas no acaban aquí!
Resulta que esta estrella bebé, en particular, ¡no posee solo un simple disco a su alrededor! Tiene también un disco giratorio con forma de espiral, como un pulpo, solo que en lugar de 8 brazos, el disco posee 4. Los astrónomos creen que un patrón en espiral es señal de perturbaciones o “inestabilidades” en el disco debidas a la fuerza de la gravedad. Este es el caso, habitualmente, cuando hay mucha formación de estrellas en marcha.
Este descubrimiento también conecta las inestabilidades en los brazos espirales con las fases episódicas de crecimiento, un factor clave para el modo en que se forman las estrellas masivas. Para seguir con la investigación, los astrónomos empezarán ahora a buscar otras estrellas bebé con máseres a su alrededor. Quizás encuentren otra espiral… ¡o algo totalmente inesperado!
Imagen: Mapa de la distribución de material en el disco alrededor de la protoestrella G358-MM1. La “+” blanca marca la posición de la protoestrella. Las líneas de contorno indican la intensidad de la señal. Los colores representan las velocidades a lo largo de la línea visual. El movimiento en dirección contraria a la del observador se muestra en rojo/naranja, y el movimiento hacia el observador se muestra en azul/verde, indicando que el disco está girando. Las líneas grises superpuestas señalan los brazos espirales identificados con el análisis de datos. (Crédito: R.A. Burns)
¿Sabes qué? Los máseres fueron vistos por primera vez en el cielo en 1965. Son grupos de moléculas ordinarias, con truco: absorben radiación y la amplifican, ¡igual que un micrófono amplifica el sonido!