La nave espacial MESSENGER hizo un largo y complicado viaje a Mercurio, el planeta más cercano al Sol. Pero los astrónomos que trabajan en la misión MESSENGER anunciaron hoy muchos descubrimientos nuevos que demuestran que el viaje valió la pena.

La nave espacial MESSENGER no pudo dirigirse directamente a Mercurio porque viajar a este planeta significa ir hacia el Sol. Esto era un problema para MESSENGER, ya que e tirón de la gravedad del Sol habría acelerado la nave espacial, y la habría hecho viajar demasiado rápido para poder entrar en órbita alrededor de Mercurio, ¡simplemente habría pasado de largo! Para resolver este problema, MESSENGER tuvo que tomar una ruta escénica, y usar de forma inteligente la gravedad de otros planetas para frenarse a lo largo del camino.

Debido a esto, el viaje de MESSENGER a Mercurio ¡duró más de seis años! Eventualmente entró en órbita alrededor de Mercurio hace unos seis meses. Hoy, los astrónomos que trabajan en la misión estuvieron listos para empezar a contar lo que han aprendido hasta ahora, ¡y han encontrado unas cuantas sorpresas!

Por ejemplo, los astrónomos pensaban que habría grandes cantidades del metal hierro en la superficie de Mercurio. Para comprobar si esto es correcto, la nave espacial MESSENGER ha estado estudiando cómo la luz se refleja en la superficie del planeta, utilizando cámaras espaciales, ya que diferentes tipos de rocas y metales reflejan la luz de diferentes modos. Para, para sorpresa de todos, sus observaciones han mostrado que hay poco hierro en ña superficie de Mercurio. Este descubrimiento significa que los astrónomos tendrán que repensarse cómo se formó el planeta.

Éste y otros descubrimientos realizados por MESSENGER fueron anunciados hoy en una reunión astronómica celebrada en Francia, donde unos 1400 astrónomos de todo el mundo se han reunido para compartir sus últimas investigaciones sobre planetas. Compruebe nuestras otras historias de la reunión al final de esta página.

Créditos de la imagen: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington

Traducciones de Amelia Ortiz-Gil/Observatorio Astronomico-Universidad de Valencia, y Breezy Ocaña/